Mi encuentro con Alfredo Reinaldo

A pesar de todo Me encontraba en Same, y digo a pesar de todo pues me sentía como en la novela de Álvaro Mutis, la nieve del almirante, en un lugar tropical que te atacaba de distintas formas entre el calor y la humedad. Y por supuesto la guerrilla, pues me encontraba en los territorios de Alfredo Reinaldo.

A pesar de todo, nuestro trabajo transcurría día a día sin mayor problema pasaron los meses la elección presidencial paso sin pena, José Ramos Horta había resultado triunfador. Personalmente ramos Horta al cabo de una semana había anunciado y empezado las negociaciones con Alfredo. Que nunca llegaron a fin.

Alfredo pedía ser reinstalado en el ejército junto con sus compañeros, además de amnistía y de un programa donde el ingreso y la promoción en el ejército fuesen equitativos para todos sin importar si venían del este o de oeste.

Un domingo había decidido cocinar, me aliste y me fui al mercado compre víveres, pan, aceite, unos chiles y Tomates para hacer una salsa. Al regresar mientras pasaba por la oficina me percate de hombres armados en las inmediaciones de nuestras oficinas y las de la policía de ONU, primero creí que eran neozelandeses, pero después de un momento y al ver los calibres de las armas me percate que era la mismísima guerrilla, camine unos metros y venia saliendo de la oficina del comandante el mismísimo Alfredo quien poso para algunas fotos con mis compañeros y al retirarse nos saludo a todos de mano asegurando que no iba a hacer daño a ningún extranjero. Alfredo cumplió su palabra.

Por supuesto que unas horas más tarde en Dili estaban histéricos, y nos concentraron en un lugar para evacuarnos, pasaron las horas y en la oficina tuvimos que organiza una pijamada. Al final Alfredo nunca regreso a vernos, Same volvió al control militar y las negociaciones fracasaron.

Ayer estaba tranquilo en mi casa a miles de kilómetros de distancia y me entere del ultimo encuentro de Alfredo Reinaldo con Ramos Horta, esta vez supongo; bajo desde Same se refugio en Dili y ataco tanto la caravana del primer ministro como la casa de Ramos H, hiriéndolo de muerte.

En el tiroteo el héroe de los rebeldes tuvo su último encuentro.